Capítulo XII
A bordo del destructor Arr, el oficial jefe de navegación parpadeó ante la pantalla de detección; después se volvió hacia donde el barón se sentaba en su sillón de mando.
—Señor, la nave humanx ha desaparecido de mi pantalla. Además, nos aproximamos rápidamente a una estrella de neutrones de considerable potencial gravitónico. ¿Ordenes?
El barón Riidi WW era famoso por su persistencia. La idea de una presa atrapada que se le escapaba le resultaba muy poco atrayente. Sin embargo, tampoco era un loco. Cerró los ojos fatigosamente.
—Cambia el rumbo treinta grados, perpendicularmente a nuestro plano actual. Velocidad normal de crucero.
Miró entonces con los ojos abiertos a la pantalla de combate. Allí, en algún lugar, estaba un punto blanco. Allí también un invisible pozo sin fondo, de inimaginable energía, enmascaraba una retirada imposible o un suicidio rápido. Una intuición de las intenciones del humano se filtró a través de sus células. No se sintió en absoluto inclinado a intentar duplicar el suceso. En muchos meses no conocería si el idiota estaba vivo o muerto..., y eso era lo más irritante de todo.
Flexionó sus largos dedos, contemplando las brillantes garras pulidas, cuya longitud estaba recortada apropiadamente para un alto miembro de la aristocracia. Gemas-coloide brillaban como la lava sobre dos de ellas. Las cerró sobre su pecho y empujó hacia afuera. Aquellos de los tripulantes más familiares con las acciones de la nobleza reconocieron el gesto. Indicaba Concepto de Poder Impráctico. Bajo las circunstancias, constituía un saludo a su desaparecido enemigo.
—Fija el rumbo de regreso a Base Pregglin y envía a nuestro amigo industrial el siguiente mensaje. No, no deseo un enlacé interestelar. Simplemente: «Interceptación de la nave anunciada e identificación positiva audiovisual. Repito, positiva. Perseguida hasta el punto... (contramaestre, dame nuestras coordenadas actuales) donde el contacto fue irrecuperablemente perdido, debido a... —sonrió débilmente— un inesperado giro de velocidad por parte de la nave perseguida. En acción hostil contra la misma, se perdió el destructor Unn con toda su tripulación». Comunicador, añade esta nota y envíala a mi código personal: «Señor, vuestra petición ha resultado extremadamente cara. Contrariamente a vuestras indicaciones, no encontramos, según nos habíais inducido a pensar, un aterrorizado cargamento de prestamistas asustados. Como resultado de vuestra chapucería, me encuentro ahora en la incómoda posición de tener que rendir cuentas del tiempo pasado fuera de la base a mi buen amigo, Lord Kaath, C. La fuerza de su amistad será ahora puesta a prueba de forma considerable. Igual que vuestra habilidad para repartir sobornos juiciosamente. Espero, en beneficio de los dos, que esto último será suficiente. Explicar la pérdida del Unn será todavía más difícil. Si las verdaderas circunstancias concernientes a esta idiotez fuesen conocidas, sería más que suficiente para condenarnos a muerte a los dos en el grado nueve de tortura a manos de los maestros. Haced el favor de recordar esto». Firma: «Vuestro afectísimo, Riidi WW, barón, etc., etc.». Y dame algo de beber.